Escribir cada día.
Distancia leve pero insuperable entre lo que se siente/se piensa y lo que se alcanza a decir. Estamos hechos de magnitudes volátiles, sentimientos, emociones, ímpetus, que la razón no alcanza siempre a traducir, de ahí la magia a la vez trampa del lenguaje, de no decir lo suficiente, de no poder hacerlo. La sinceridad no basta, aunque poética, para comunicar, acaso para expresar tan solo, la verdad del alma. A veces las penas pasan vagamente, sin ser incluso resueltas, simplemente se dejan, entretenidas o ignoradas. Entre amigos, de diversión pasajera, o enfrentados a necesidades mas triviales, los pesares y las confusiones se rezagan viendo al tiempo hacer su ronda, ya no tan existencial, con un ritmo, aunque sea uno repetido. No hay algo así como un propósito rotundo del hacer, un verdadero motivo para cada paso: Se levanta en medio de la acción, corrigiendo mi animo, una razón mas abstracta, tal vez por eso menos comprensible, por la que son hechas las c...